El enfoque multidisciplinar sobre adicciones y género centra los contenidos del número 35 de la revista Infonova, editada por Dianova España con la cofinanciación de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), y que a lo largo de sus páginas deja constancia de la necesidad de apostar por un tratamiento específico para mujeres y hombres en sus problemas con sustancias.

De hecho, el tipo de sustancias consumidas ya indica esas diferencias que se dan entre géneros. Las mismas sustancias producen efectos distintos y obedecen a patrones de consumo diferentes, como explica Carme Valls-Llobet, directora del programa Mujeres, Salud y Calidad de Vida del Caps, en su artículo Género y adicciones para Infonova 35.

En este sentido, la psicóloga del CTA Dianova Can Parellada, Gisela Hansen, destaca en su artículo La perspectiva de género en los programas y servicios de drogodependencias que “es imprescindible que potenciemos la incorporación de la perspectiva de género a todos los niveles: investigación, formación, prevención, atención, sensibilización. De no hacerlo se estará perpetuando la concepción de la población como un todo homogéneo con iguales necesidades”.

Adicciones y violencia de género

Junto a la necesidad de tener tratamientos y métodos específicos, también es importante que sean integrales y que haya coordinación entre los diferentes recursos, según se explica en la revista. En este contexto, la antropóloga y educadora social Patricia Martínez Redondo pide en su artículo ’Uso de drogas, adicciones y violencia desde perspectiva de género’ una atención integral para las mujeres con consumo de sustancias, que se hace aún más necesaria en los casos de violencia de género ya que, según Martínez, “existen dinámicas concretas y una interrelación específica entre el uso de sustancias y la violencia de género, que deben abordarse de forma integral”.

A pesar de esta necesidad, a juicio de la investigadora, “resulta preocupante que todavía hoy los tratamientos no incorporen perspectivas que atiendan a la existencia de estas realidades y a su impacto en las adicciones de las mujeres”, algo que se puede deber -apunta- a que “los equipos profesionales no estamos libres de un imaginario simbólico que culpabiliza y/o responsabiliza a las mujeres de la violencia sexual recibida” y a la “dificultad en los equipos para identificar esta violencia específicamente como de género y en enfocar los problemas de abuso de sustancias y adicción en muchas mujeres como síntomas o consecuencias de estas violencias recibidas”.

Una reflexión inquietante

Precisamente, Carme Valls-Llobet concluye su artículo con una inquietante reflexión que demuestra esa situación de discriminación. A partir del hecho de que el consumo de psicofármacos es de predominio mayoritario en mujeres, recetados por los profesionales médicos, la investigadora catalana apunta:

“Más del 85 % de los psicofármacos son administrados a mujeres en el estado español, sobrepasando en mucho la evidencia científica de que existe como mucho el doble de ansiedad y depresión entre mujeres que en hombres, y en cambio los tratamientos con psicofármacos contradicen la evidencia anterior. Por cada diez personas que toman psicofármacos 8,5 son mujeres y 1,5 son hombres. ¿Existe más depresión y ansiedad en España entre mujeres o existe una cierta inclinación a ayudar a soportar la dureza de las discriminaciones y del papel de eternas cuidadoras a las mujeres haciendo acallar sus quejas y demandas con psicofármacos?”